Bondades de la Actividad Física en confinamiento por COVID-19

*Mike William Barreto Becerra

**Monica Andrea Mantilla Contreras

En el marco de la actual Pandemia del Coronavirus que ha generado una crisis del sector de la salud a nivel mundial y en todos los ámbitos del diario vivir de las personas, hemos visto como muchas personas logran sobrevivir a esta enfermedad y otras lamentablemente no. Los hallazgos encontrados hasta momento explican la diferencia entre quienes no sobreviven y quienes sí lo hacen. Dentro de los principales cuadros que se reportan y han encontrado relación en lo que llevan las investigaciones con respecto a la mortalidad por COVID-19, está la obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y malignidad, como expresa Grasselli  et  al.,  (2020);  Richardson  et  al.,  (2020) citados en Márquez Arabia, (2020). Todas ellas afectan de manera negativa la capacidad de respuesta del organismo y es allí donde pueden tomarse medidas para hacer frente a ella.

Este nivel de supervivencia tiene una estrecha relación con los hábitos de vida saludables de quienes han padecido esta enfermedad. Pareciera que no solamente la tierra reclama su derecho a dejar de ser explotada, sino que también, hace énfasis en la vida misma de las personas y su responsabilidad de vivir sanamente en equilibrio con los recursos naturales del planeta tierra. En una perspectiva más coherente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) – 15, que hace referencia a la conservación de la biodiversidad, insta a los países a adoptar medidas más coherentes y volcadas a la preservación del medio ambiente para alcanzar un equilibrio que favorezca la calidad de vida de las personas y de todos los seres vivientes del mundo, una invitación que se extiende desde la Organización de Naciones Unidas (ONU, 2020).

Esta invitación cobra hoy relevancia al recordar la alerta que presentó en el 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), alertando sobre el aumento en epidemias zoonóticas por la continua explotación de los recursos naturales. Señaló que el 75% de estas nuevas enfermedades infeccionas estarían relacionadas con la salud de los ecosistemas (ONU, 2020). De esta manera, el planeta le está enviando un claro mensaje a las personas del mundo, para proteger y recuperar el equilibrio de los ecosistemas. Mientras los gobiernos del mundo toman las medidas necesarias y atienden a este llamado, el virus del COVID-19 continua sin tregua expandiéndose por todo el mundo.

La propagación de este virus es considerada en extremo contagiosa y violenta, por su rápido avance en el deterioro de la salud sobre todo en las denominadas personas vulnerables, como son mencionadas en los diferentes medios de comunicación, estamentos académicos y científicos de diferentes países, que hacen alusión a los pacientes con un sistema inmunológico no responde de manera adecuada frente a la enfermedad, a causa precisamente de padecer otro tipo de afecciones de salud como pueden ser: hipertensión arterial, problemas pulmonares, problemas cardiacos, diabetes y en general mantienen una correlación con el sobre peso y la obesidad (OMS, 2020). Hasta el 12 de julio de 2020, se han reportado más de 12,7 millones de casos confirmados, más 566.000 muertos alrededor del mundo con 7 millones de recuperados, según cifras de la OMS y el The Center for Systems Science and Engineering (CSSE) de la Johns Hopkins University (JHU) (Ver tabla 1).

Tabla 1. Contagios de coronavirus en el mundo.

Fuente. OMS y JHU CSSE.

No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015 declaró el sobrepeso y la obesidad como pandemia, entendida como una enfermedad no infecciosa, pero de propagación mundial que se multiplica rápidamente afectando la salud de las personas en todas las edades, es decir, desencadena otro tipo de patologías como: hipertensión, afecciones cardiorrespiratorias, diabetes entre otras, que son las responsables del 72% de las muertes alrededor del mundo relacionadas con estas condiciones de insalubridad (Márquez Arabia, 2020), esto fue gracias al concepto y recomendaciones emitidas por parte de expertos de Estados Unidos y Nueva Zelanda (OMS, 2015).

Así mismo, definió la pandemia del sobrepeso y la obesidad, como aquella enfermedad causada por una ingesta calórica mayor al requerimiento nutricional de las personas, generando una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal alterando la composición y el índice de masa corporal de la persona (OMS, 2020a). Sus causas se relacionan directamente con un bajo nivel de actividad física, sedentarismo y un aumento en la ingesta de calorías o comida poco saludable en la dieta. Lo preocupante aquí es que al menos el 60% de la población del planeta, no realiza actividad física necesaria para contrarrestar esta enfermedad infecciosa (World Health Organization, 2020). Es decir, el sobrepeso y la obesidad es la enfermedad causante o desencadenante del grupo de patologías que ya han sido mencionadas y que en la actual COVID-19 son las que causan la vulnerabilidad en el sistema inmunológico de las personas.

Quizás, la práctica de cualquier tipo de actividad física sea la respuesta para disminuir la letalidad de estas dos pandemias que atentan contra la humanidad, por supuesto, la más inmediata y que nos aqueja hoy día es la COVID 19. Se entiende, que la actividad física como todo gasto calórico generado a partir del movimiento del cuerpo humano que programado, practicado regularmente y cuidado su intensidad puede causar grandes benéficos para la salud (OMS, 2020b) incluyendo la práctica de cualquier disciplina deportiva, siempre y cuando se realice a una intensidad adecuada.

En conclusión, la actividad física puede ser una de las actuales posibilidades de mantenernos con una adecuada salud y poder hacer frente al COVID-19, sus múltiples beneficios, son desencadenados a partir de los diferentes procesos fisiológicos, implican los sistemas respiratorios, cardiovasculares, musculares, sanguíneos y el fortalecimiento del sistema inmunológico como una de las prioridades. Como afirma Márquez Arabia (2020, p.47):

…el ejercicio físico, adecuadamente prescrito, asesorado y controlado por profesionales de la salud, representa múltiples beneficios para la salud física, mental, social y pública, e incide de forma significativa en la prevención de enfermedades en las diferentes etapas y condiciones especiales de la vida.

Se tiene una clara evidencia que los fumadores tienen la mayor dificultad de sobrevivir en los estadios avanzados de este virus, porque afecta directamente a las células donde ocurre el intercambio de nuestro aire al sufrir el cuadro de neumonía, desencadenando una rápida destrucción del funcionamiento de los alveolos, que causan la dificultad de respirar y la afección directa del miocardio. De acuerdo a la revisión sistemática y meta-análisis realizado por Plasencia-Urizarri et al., (2020), aportan información valiosa acerca de las comorbilidades y la gravedad clínica del COVID-19, asociando el hábito de fumar con un incremento de dos a tres veces en riego ante un cuadro clínico grave. Frente a este panorama clínico, la práctica de la actividad física acompañada con un hábito de no fumar es una importante estrategia para regenerar estas células denominadas alveolos, que permiten fortalecer y mejorar su funcionamiento, causando un mejor desempeño frente al ataque de este virus.

Mas aún, en el sistema muscular, se advierte que la práctica de actividad física, además de mantener el tono muscular y la fuerza, genera la mejora del sistema inmunológico a causa del proceso de desinflamación que ocurre en los tejidos corporales producido por las diferentes actividades laborales, de estudio y mentales que surgen por la cotidianidad que genera el denominado estrés por el aislamiento y confinamiento (Simpson & Katsanis, 2020; Simpson  et  al.,  2020;  Zbinden  et  al.,  2020), que a causa de las sustancias químicas generadas en la contracción muscular, propician la homeostasis corporal.

En lo sucesivo, podríamos mencionar otros beneficios generados a partir del proceso fisiológico que desencadena la práctica de la actividad física, pero también, hay que hacer mención, que se debe complementar con un buen descanso, una adecuada alimentación y la carencia de licor, este último se vuelve una sustancia tóxica para el corazón en las actuales condiciones de esta enfermedad.

Referencias.

Márquez Arabia, J. J. (2020). Inactividad física, ejercicio y pandemia COVID-19. Viref Revista de Educación Física, 9(2), 1–14. https://revistas.udea.edu.co/index.php/viref/article/view/342196/20802578

Plasencia-Urizarri, T. M., Aguilera-Rodríguez, R., & Almaguer-Mederos, L. E. (2020). Comorbilidades y gravedad clínica de la COVID-19: revisión sistemática y meta-análisis. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 19(e3389), 1–18. http://www.revhabanera.sld.cu/index.php/rhab/article/view/3389/2565

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015). Epidemia de obesidad y sobrepeso vinculada al aumento del suministro de energía alimentaria. [En línea] https://www.who.int/bulletin/releases/NFM0715/es/

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2020). Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (covid-19). [En línea] https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2020a). Obesidad y sobrepeso. [En línea] https://www.who.int/dietphysicalactivity/childhood_what/es/Organización Mundial de la Salud (OMS) (2020b). Obesidad y sobrepeso. [En línea] https://www.who.int/dietphysicalactivity/pa/es/

Organización Naciones Unidas. (2020). Objetivo 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad. Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/biodiversity/

Simpson, R. J., & Katsanis, E. (2020). The immunological case for staying active during the COVID-19 pandemic. Brain, Behavior, and Immunity. doi:10.1016/j.bbi.2020.04.041

Simpson, R. J., Campbell, J. P., Gleeson, M., Krüger, K., Nieman, D. C., Pyne, D. B., … & Walsh, N. P. (2020). Can exercise affect immune function to increase susceptibility to infection?. Exercise Immunology Review,26, 8-22. http://eir-isei.de/2020/eir-2020-008-article.pdf

WHO World Health Organization (2020b). Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud. Inactividad física: un problema de salud pública mundial. https://www.who.int/dietphysicalactivity/factsheet_inactivity/es/

Zbinden, H., Francaux, M., Deldicque, L., & Hawley, J. A. (2020). Does high cardiorespiratory fitness confer some protection against pro‐inflammatory responses after infection by SARS‐CoV‐2? Obesity. doi:10.1002/oby.22849

Publicado por Mike William Barreto

Doctor en Ciencias de la Actividad Física

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar