Santo Tomás de Aquino en Diálogo con el Deporte y la Actividad Física

Pensar en la relación que Santo Tomás de Aquino tiene con el deporte y la actividad física, necesariamente es pensar en la coherencia e inherencia con la persona, entenderlo desde la perspectiva que integra el juego como el estado emocional, espiritual y de actitud que se expresa en un acto motor, en un movimiento del cuerpo, en un sentido auténtico como expresión de la corporeidad  y corporalidad de la persona. 

La iglesia católica por mas de cien años se ha integrado al deporte a través de sus diferentes eventos mundiales y sus deportistas, sus pontificados como Pio X, Pio XI, Pio XII, Pio XIII, Pablo VI y Juan Pablo II, quienes han dirigido discursos orientados a destacar el deporte para cultivar la dignidad y la armonía del cuerpo humano, desarrollar la salud, el vigor, la agilidad y la gracia del mismo. En palabras del Papa Pío XII, quien resalta los fines del deporte al saber de educar, desarrollar y fortalecer el cuerpo; el de predisponer el cuerpo al servicio del alma y la persona; asimismo, contribuir a la perfección del hombre y por último acercar el hombre a Dios (Lixey, 2006).

Esta connotación de las actividades deportivas, ha propiciado que la iglesia católica se interese por generar nuevas alternativas en vínculos con la sociedad y sobre todo en el trabajo fraternal desde el espíritu de la disciplina, humildad, obediencia, competencia, caridad, respeto y amor fraternal en la predicación y las virtudes cristianas, como virtudes de la persona. 

En Santo Tomás de Aquino se puede encontrar en los fundamentos de su cosmovisión, lo lúdico como expresión de la corporeidad de la persona, considerando la importancia del juego y sus beneficios que son indicados como precauciones a tener en cuenta para el alma y cuerpo. 

Lauand (2004, p. 7), dice que en el juego se requieren considerar algunos aspectos: “primero, evitar lo que suponga acciones o hablar torpe o nocivo; segundo, no dejarse llevar sin moderación por el jugar a punto de perder la gravedad del alma. Y aplica al adulto el mismo criterio que se impone al jugar de los niños: no les permitimos cualquier clase de juego, sino únicamente una recreación honesta y tercero, cuidar de que sea el jugar adecuado al momento, a las circunstancias y las personas».

Supone entonces que el juego debe ser prácticado adecuadamente, respetando las reglas y exigiendo el cumplimiento de las mismas por quienes participan de el, permitiendo transferir sus experiencias a la formación de la persona y su desenvolvimiento cotidiano, acorde a los diferentes contextos. 

También, menciona como cualidad del cuerpo, el juego considerado como una virtud de la persona,  el cual se denomina con el término de eutrapelia. El juego es importante para la vida humana, puesto que permite aflorar la personalidad, la realidad de las personas, su capacidad de adaptación, su control sobre la ansiedad, sobre las preocupaciones, encontrando una predisposición al diálogo y sana convivencia desde la estima de su propia excelencia (Lauand, 2004). Aspectos que son extrapolares a nuestra actualidad, bajo la concepción de los términos de la actividad física. 

Así para Santo Tomás de Aquino, el hombre no es ni el alma sola, ni el cuerpo solo, sino la síntesis de ambos; el compuesto sustancial de ambos elementos. El cuerpo orgánico y el alma intelectiva se unen en el hombre como materia y forma sustancial del mismo. En el ideario del Padre Fray Henri Didon, el deporte para el hombre además de juego, brindaba las siguientes virtudes para mejorar: convivencia, valores, autodisciplina y otras capacidades. Los juegos entonces son un ideario de valores que confrontan al hombre con el hombre en su esencia.

Muestra de las bondades de los juegos, se menciona al respecto en la antigüedad que “durante la celebración de los juegos olímpicos se interrumpían las acciones guerreras, tan frecuentes entre unas y otras ciudades, el poder de los juegos era tal en las sociedades antiguas que los juegos olímpicos se consideraba una filosofía de vida que utilizaba el deporte como transmisor de sus reglas formativas, pacifistas, democráticas, humanistas, culturales y ecologistas» (Cachón Zagalaz, Castro lópez, Valdivia, & Zurita Ortega, 2013, p.304).

Para el Padre Henri Didon, la educación debía ser orientada hacia los nuevos cambios estructurales de la sociedad y sus relaciones en comunidad y el resignificado del cuerpo y sus expresiones a través del movimiento como medio hacia la formación integral de las personas. La Universidad Santo Tomás mantiene esta claridad consignada en el Proyecto Educativo Institucional (PEI) como parte de la pedagogía Tomista, que fomenta la formación integral de la persona.

En el apartado del análisis de los componentes de la Misión que se encuentran en el PEI, con respecto a la formación integral a partir de pensamiento y lema del Padre Henri Didon: Citius, altius, fortius (más rápido, más alto, más fuerte), el educando debe ser dueño de su propio destino, consiente y responsable de la sociedad y de la humanidad, reconociendo sus propias potencialidades. Así que la formación debe ser integral, una educación para la vida en el proceso corpóreo – espiritual, unitario en todas sus dimensiones, como dinamismo ascensional continuo (Universidad Santo Tomás, 2004, p.26).

La orientación de todo este entramado académico, en los procesos pedagógicos, didácticos de los programas académicos, se orienta a un solo fin, fundamentar, desarrollar y aportar a las diferentes dimensiones de la persona, esto hace referencia a la formación integral considerada como la madurez racional o estado de virtud. 

En la Universidad Santo Tomás (2004, p. 62), la formación integral se «entiende como el desarrollo de todas las dimensiones de la vida personal, de tal manera que los estudiantes adquieran una conciencia superior, comprendan el propio valor histórico, la propia función en la vida, los propios derechos y deberes; que se hagan capaces de intervenir lúcida y responsablemente en la vida social, cultural y política, aportando su actitud creativa y su aptitud investigativo-crítica. Una formación del hombre y a su vez la formación del profesional».

Referencias

Cachón Zagalaz, J., Castro lópez, R., Valdivia, P., & Zurita Ortega, F. (2013). Actividad física y educación en Grecia clásica II. El Deporte y los Juegos Olímpicos. TRANCES: Revista de Transmisión Del Conocimiento Educativo Y de La Salud, 299–308.

Lauand, J. (2004). Lo Lúdico en los fundamentos de la cosmovisión de Tomás de Aquino. Departamento de Humanidades. Colección Humanidades número 18. Universidad Santo Tomás. Bogotá. 

Lixey, K. (2006). [Mensaje en un blog] Recuperado de. http://catholic.net./

Universidad Santo Tomás. (2004). Proyecto Educaivo Institucional PEI (3rd ed.). Bogotá. [En línea] Recuperado de http://www.ustabuca.edu.co/index.php/nuestra-institucion/documentos-institucionales-1

Puntuación: 1 de 5.

Publicado por Mike William Barreto

Doctor en Ciencias de la Actividad Física

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