Actividad Física, Deporte y Valores

Desde la perspectiva del Proyecto Educativo de la Universidad Santo Tomás y el modelo pedagógico de Santo Tomás de Aquino, plantea la formación integral del estudiante como el estado de virtud, como aquella meta en la formación de sus profesionales, haciéndolos autónomos y responsables ante la sociedad, comprometiéndose a desarrollar y potenciar las diferentes dimensiones del ser humano (Universidad Santo Tomás, 2004, 2010). 

“La formación integral se constituye a partir del conocimiento y la verdad, que se fundamenta en los valores como la plenitud personal, autonomía, responsabilidad, solidaridad, justicia, bien común y paz. Representan el valor central en torno al cual se desarrolla la conciencia moral de los hombres de todos los tiempos. Todas las relaciones humanas, las exigencias y obligaciones dependen de este presupuesto fundamental, que antecede a todos los demás valores. Sus exigencias son los retos y desafíos determinantes de las distintas maneras de responder de los futuros profesionales”(Universidad Santo Tomás, 2010, p. 30). 

Para Santo Tomas de Aquino, el ser humano desde su formación en la escuela, de acuerdo a sus diferentes etapas de desarrollo, va aprendiendo y reforzando a través de sus juegos y las prácticas de la actividad física, así como el deporte, los valores que definirán su conducta dentro del contexto social, configurando además su formación integral y su disposición hacia la vida con los hábitos y las virtudes aprendidas.

Los jóvenes y los adultos continúan su formación y su perfección, a lo largo de su vida, a través de sus experiencias vividas y conscientes que permiten generar cambios en su formación integral. 

Desde el marco institucional se parte que el hombre, en cuanto ser moral, es susceptible de mejoramiento a través de sus actos libres y voluntarios, orientados hacia la realización del bien. La formación moral no se hereda, sino que se adquiere, como decían los filósofos griegos, por sus actos y hábitos que se van constituyendo, mediante la repetición, en una especie de segunda naturaleza, como un modelo de ser, producto de nuestros actos libres, opciones y preferencias (Universidad Santo Tomás, 2010, p. 45).

La actividad física y el deporte, tienen la connotación de formadores en la educación de la persona, a través de la generación de los hábitos y la transferencia que realiza a partir de las vivencias en los escenarios en donde puede socializar entorno a las actividades propias de las dinámicas que hacen parte del juego, de lo lúdico y del disfrute. Pero muchas veces no se tiene conciencia de sus beneficios a la formación integral, si bien aparecen en los programas académicos, llevarlos a la práctica presentan cierta dificultad al no tener claridad didáctica de su manejo y mucho menos de su articulación a la dinámica de las diferentes actividades. 

Así, la posibilidad de desarrollar y potenciar al ser humano en sus valores se refuerza a través de la dinámica de juego, en las diferentes actividades, siendo repetitivos y haciendo consciente del trabajo en valores los cuales se reflejaran en su quehacer profesional. Este trabajo debe ser voluntario, para que permita la conducción hacia un cambio en los hábitos, siendo coherentes y transparentes en el contexto social, propiciando un espacio significativo en la transformación y comprensión de las virtudes. 

La propuesta de la Cátedra Henri Didon en sus componentes teóricos y  prácticos, considera la formación en valores, como la actitud individual y colectiva, entorno al espacio académico propicio para reflexionar, dialogar y potenciar al ser humano que pueda reproducir implícitamente los valores de la sociedad en la que vivimos. 

Como parte de los valores y las actitudes se trabaja dentro del espacio académico: la  conciencia de si mismo y la aceptación de su corporalidad y corporeidad, el reconocimiento de sus posibilidades, la competencia, el juego limpio, el esfuerzo, la cooperación, el diálogo, el respeto,  la actitud, la responsabilidad, la sinceridad, la creatividad, la conciencia, la conciencia colectiva, la igualdad, la justicia, la tolerancia y sobre todo de realización personal. 

Por esta razón, el trabajo del docente deberá orientarse hacia la mediación del espacio académico y de los elementos técnicos de las diferentes actividades propuestas, sin dejar de lado el objeto de estudio de la Cátedra Henri Didon, que es el movimiento de la persona a través de la actividad física, la que permite su relación con los demás y su contexto, además de transmitir entusiasmo y motivación que alienta a seguir en las actividades, crear un ambiente agradable para todos, generar acompañamiento en los momentos de reflexión al interior de grupo, asignar funciones, responsabilidades, promover el autocontrol, la buena actitud, el valorar del esfuerzo, la responsabilidad de su estudio, es decir, como docente de la USTA debe ser ejemplo y coherencia con su rol. 

Referencias

Universidad Santo Tomás. (2004). Proyecto Educaivo Institucional PEI (3rd ed.). Bogotá.

Universidad Santo Tomás. (2010). Modelo Educativo Pedagógico (1st ed.). Bogotá.

Puntuación: 1 de 5.

Publicado por Mike William Barreto

Doctor en Ciencias de la Actividad Física

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